9 de noviembre de 2014

A pesar de no haber conseguido el nivel de ventas que hubiera deseado, de aquí a unos meses (espero que no muchos), publicaré una segunda novela con Ibuku. Su título es "9 de noviembre de 2014", y el punto de partida es muy simple: una vez celebrado el referéndum de autodeterminación de Cataluña, con victoria del sí, las tropas acuarteladas en Zaragoza bajo el mando del general Alejandro San Cristóbal atacan Lleida. Por prudencia legal he preferido que todos los personajes del libro sean inventados, aunque algunos son fácilmente reconocibles. Os dejo un pequeño avance. Espero que os guste, y si alguno de vosotros desea echarle una mirada al texto entero seguramente podamos llegar a un acuerdo (me gusta mucho el té con leche).





"El nueve de noviembre de 2014 se celebró por primera vez en España un referéndum con carácter vinculante sobre la independencia de Cataluña. Los ciudadanos de Cataluña, nacidos o no en la hasta entonces comunidad autónoma, catalanoparlantes, bilingües o castellanófonos, de derechas o de izquierdas, nacionalistas o no nacionalistas, fueron llamados a las urnas para decidir por fin si Cataluña podía ser un estado independiente a todos los efectos. El referéndum había sido durante años un objetivo de los partidos independentistas, mientras que aquellos partidos nacionalistas que habían debido asumir la responsabilidad del gobierno de la Generalitat habían ido postergando la celebración de la votación con la excusa de considerar que el plebiscito no era una urgencia. Después de semanas de campaña, la votación se celebró sin incidentes remarcables. Un cincuenta y tres por ciento de los votantes emitieron un voto afirmativo, y la abstención fue del veintiocho por ciento. A tres de cada diez catalanes les era absolutamente igual decidir sobre el tema."

"Hacía quinientos años que un catalán no dirigía España, y el país hacía aguas por todos lados. Los catalanes ya habían intentado apoderarse del barco antes de que este naufragara, pero los capitanes que había tenido sucesivamente el bajel no habían querido hacer caso a las advertencias catalanas acerca de la necesidad de un cambio de rumbo. España se enfrentaba a su peor crisis desde la Guerra Civil. Decenas de miles de jóvenes con una buena formación se marchaban del país a buscar trabajo al extranjero, donde los profesionales españoles estaban mucho mejor valorados que en su país de origen. Los servicios sociales estaban saturados de peticiones de ayuda económica, Cáritas ya no podía atender a todos los demandantes de alimentos y de ropa, mientras que los presupuestos de las administraciones para atender a los más necesitados se habían reducido casi un setenta por ciento en los últimos años. El país estaba, lisa y llanamente, en la bancarrota, y quien no quisiera aceptarlo o verlo con sus propios ojos era un iluso al cual la realidad no tardaría en hacerle ver lo evidente. En un contexto de crisis tan grande, con un país arruinado y una población al límite de la supervivencia, era lógico que surgieran proyectos como el referéndum de Casadessús, que buscaban una vía de escape rápida para Cataluña, una posible solución para dejar la crisis circunscrita a España y poder afrontar un futuro más próspero y feliz fuera de la prisión española.

            Cuando el president anunció la noche del 15 de abril que Cataluña celebraría un referéndum vinculante sobre la independencia del país, la mayor parte de los catalanes recibió con júbilo la noticia. Varios miles de personas salieron a la calle con banderas estelades, como si ya hubieran ganado la votación. Eso sucedería unos meses más tarde, y, mientras decenas de miles de catalanes celebraban la victoria del sí en las plazas de las principales ciudades y pueblos, una división de tanques acorazados saldría de la base de Zaragoza en dirección a Lleida bajo el mando del teniente coronel Alejandro San Cristóbal.
            No eran unas maniobras."

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