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Mostrando entradas de febrero, 2007

La eterna desilusión vital

He llegado a la conclusión de que la universidad no te prepara en absoluto para la vida real. Durante unos cuantos años de tu vida estudias con ilusión, te emocionas ante la belleza de lo que te enseñan, te admiras de los descubrimientos que otros han realizado y piensas que, con un poco de suerte, quizá tu nombre salga en los libros de texto. Desde todos lados intentan convencerte de que el conocimiento es algo útil y hermoso, que el ser humano se vuelve más humano y menos animal cuando se culturiza y se dedica a cultivar su intelecto y su inteligencia de las formas más refinadas. Y toda esta visión se viene abajo cuando uno tiene que enfrentarse con la realidad cotidiana del trabajo. Debe ser que aún tengo una vena filosófica profunda y me resisto a que quede definitivamente muerta ante la muchas veces decepcionante realidad. Digo todo esto porque ayer me inscribí a una oferta de trabajo y hoy he leído en internet las opiniones de gente que había trabajado con ellos. Horarios

El ordenador ahorcado

Hoy se nos ha colgado el ordenador en la oficina. Ha cundido el pánico, el caos ha sido insoportable, las oficinistas ya pensaban en el suicidio colectivo y hasta mi padre – el jefe siempre sereno de la empresa – ha suspirado con un gesto intranquilo. Y es que no hay nada peor que se te estropee todo el sistema informático de la empresa y nadie pueda trabajar durante las horas estipuladas en el contrato por un problema ajeno a su voluntad. Vivimos en un mundo empresarial preso de la informática, todo lo que antes llevaba horas realizar con una calidad mediana ahora puede hacerse en cuestión de segundos gracias a un simple clic. Pero también en la informática existe el lado oscuro de la fuerza: ¿a quién no se le ha colgado nunca el ordenador, teniendo que dejar un trabajo a medias, o no pudiendo utilizar internet durante los días que más lo necesitas? Gracias a Bill Gates los ordenadores del 99 % de oficinas del mundo llevan un sistema operativo lleno de errores que se bloquea cada tres

Se acabó

Hoy he cogido el alta, lo cual quiere decir, poco más o menos, que la enfermedad ya ha pasado y que debo volver a trabajar de profesor. La he cogido porque el viernes tengo una entrevista para un colegio, y lo más probable es que me cojan para hacer de profesor en horario de mañanas durante unas tres semanas. No me daré cuenta y ya se me habrá acabado el contrato, y yo habré ganado, a cambio, una renovada fuerza y confianza en mí mismo si todo va bien. Si todo va mal, y las clases se me ponen cuesta arriba, me consuela el hecho de pensar que sólo serán entre tres y cuatro semanas de clase. Tengo ganas de comenzar de nuevo y de demostrarme que el paréntesis obligado de la enfermedad sólo ha sido un accidente. El médico insiste siempre en que puedo hacer de profesor, no me lo prohíbe, y yo le creo y confío en volver a ser el que siempre he sido. Como me dijo ayer, a pesar de que esta vez la crisis ha sido mucho más fuerte que otras veces, la recuperación ha ido mucho mejor. Supongo que t