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Mostrando entradas de enero, 2006

Noche sin fiesta, domingo sin gusto

Las noches son siempre más tristes que los días. Para empezar, no hay luz. Es suficiente motivo para que las preocupaciones, la soledad, los miedos y las brujas te asalten cuando aún no te has ido a dormir, mientras el viento sopla frío al otro lado del cristal de la ventana de tu habitación, y oyes su silbido quejumbroso mientras contemplas impertérrito la inmensa negritud de la noche. Los segundos pasan poco a poco, el tic-tac es casi imperceptible, sólo suena en tu cabeza. Tiiiiiic! Taaaaaaaac!. Si tuvieras un reloj dentro de tu cabeza te darías cuenta que un segundo nocturno dura más que uno diurno. Danzan las agujas, el tiempo canta un réquiem. Y todo es espacio sediento de luz. Y todo es tristeza. La noche es la imperfecta muerte de la alegría, y digo imperfecta porque los gozos vuelven cada mañana, con el sol y la luz que de él emana, atravesando los cristales de las habitaciones de tu casa, despertando a quien duerme e inspirando a los pájaros que cantan. Hay muchos tipos

sigo siendo un pésimo poeta ( pero al menos me esfuerzo en ser malo)

Para Enara, en el vientre materno Hoy vi un vientre grávido y dentro dormías tú, golondrina pequeña que surcará el perfecto azul. El don de la vida que todo enternece te ha sido dado para engañar a la muerte. Regalo más hermoso no pudieron hacerte: Nacer para vivir, llorar para luego reír, gozar y, a veces, sufrir, y sentir, sentir, sentir. Con los años crecerás entre las nubes del calor de tu hogar, entre el algodón invisible de un amor paterno que nunca se podrá agotar. Pajarito de alas nuevas con plumas de leche, ¡Vuela, vuela! ¡Florece, florece! ¡Vuela, golondrina, vuela! Respira este aire puro, que la vida es aire y el aire es todo tuyo.

La inteligencia frustrada

Hace unos años entré en contacto con un grupo de superdotados, es decir, un grupo de gente que tenían un CI mucho más elevado que el de la mayoría de las personas, concretamente, más elevado que el del 98 por ciento de la población. En aquel tiempo yo andaba buscando gente más afín a mí, con la que tuviera temas de los que hablar, y con la que pudiera asistir a conciertos, exposiciones y otros acontecimientos culturales a los que nunca iba porque no quería ir sólo, así que pensé que me convendría conocer gente muy inteligente, ya que sin duda tendría muchas más cosas en común y podría hacer con ellos más cosas que con mis amigos de toda la vida, la mayoría de los cuales no tenían ningún gusto por la lectura ni por la música que me gustaba a mí. Conocí el grupo por un anuncio que encontré en mi facultad por casualidad, colgado del tablón de anuncios que había a la derecha de la puerta de entrada a la tienda de material universitario de la facultad. La primera reunión la tuve un domingo