Es probable que algún lector haya oído alguna vez a un catalán de pura cepa, de los de barretina y vino en porrón, llamar despectivamente “pixapins” a un urbanita llegado a su pueblo para recoger setas o dar un paseo por el bosque. “Pixapí” es un término que los catalanes que viven en pueblos medianos y pequeños utilizan para referirse a los barceloneses y demás habitantes de las ciudades con cierto desdén. Significa, literalmente, “mea pinos”, o sea, una persona a la que se le ocurre orinar o defecar en un pino durante un paseo en el bosque porque, al ser de ciudad, no ha pensado en hacer sus necesidades antes de salir de paseo. Como podéis observar en la magnífica ilustración de Sergi Padró que encabeza este artículo, un “pixapins” es la versión catalana del dominguero. Los “ pixapins ” acostumbran a ser de Barcelona o de su Cinturón Rojo, es decir, de las ciudades y pueblos que rodean a la gran ciudad, como Hospitalet, Santa Coloma o Badalona. En estas ciudades y pueblos las
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