Casi de vacaciones
Lo mejor de la profesión de maestro es, sin lugar a dudas, las vacaciones. Disponer de casi tres meses de vacaciones retribuidas al año puede parecer un privilegio, pero es una auténtica necesidad que el duro trabajo acaba imponiendo. Después de nueve meses aguantando las tonterías, estupideces, insubordinaciones y faltas de respeto de los alumnos, lo mínimo que necesita un profesor es un buen período de tiempo de calma y tranquilidad antes de volver a enfrentarse a los treinta energúmenos de cada clase. Es el factor que más tuve en cuenta a la hora de elegir profesión, junto al sueldo y a la cantidad de ofertas de trabajo que hay de profesor. Poco a poco me voy acostumbrando a las cosas buenas y malas de la profesión, y depende del día le hago más caso a unas que a otras. Pasado mañana comienzo las vacaciones de Semana Santa, me voy con Pili a Munich y antes pasaré cinco días durmiendo hasta las tantas y disfrutando de mi tiempo libre. Después de las vacaciones vendrán dos meses más d