Pau cumple un año

Hoy hace un año tuve en mis manos por primera vez a mi retoño. Estaba todo arrugadito, tenía un pelo oscuro del cual ya no queda ni rastro, y apenas lloraba, simplemente dormía todo el día.

El día en que nació Pau me sentí el ser más afortunado de la tierra, y me dije a mí mismo que tenía la mejor mujer del mundo y al niño más guapo del planeta. Por desgracia, a los pocos días de su nacimiento algo se alteró dentro de mí, y por poco no me lleva de vuelta al hospital. Superado este momento de confusión y enfermedad, dentro de mí ha ido creciendo un sentimiento de orgullo y de respeto por mi niño. Cuando él tiene una necesidad que no puede comunicar yo intento averiguar qué le pasa, aunque la mayor parte de las veces lo único que quiere es que su madre le dé pecho o que le ayudemos a dormir.

Mi niño, como todos los niños del mundo, es único. Verlo sonreír tras una dura jornada de trabajo y oírlo pronunciar la palabra "papá" hace que el cansancio desaparezca durante unos segundos. Después me volveré a cansar intentando que duerma, pero ese momento de felicidad no me lo quita nadie.

Hoy cumple un año y ya no concibo mi vida sin él.

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