Errores y aciertos imperfectos

Todos nos equivocamos. Es propio de nuestra condición humana, y nada podemos hacer para evitar que nos equivoquemos de vez en cuando. Algunos de estos errores nos harán madurar como persona, otros no, pero todos nos dejan una cierta mancha de inseguridad y puede que hasta de dolor. Un día descubres que quizá te equivocaste de carrera, o bien que te has portado mal con un amigo, o que no debiste tratar así a tu madre, o que no debiste suspender a aquel chico que te traía los deberes hechos cada día. Uno tras otro, los errores que hemos cometido nos han hecho ser quienes somos, de un modo u otro han dado forma a nuestra manera de pensar y de sentir, configurando nuestras emociones y maneras de actuar como si las equivocaciones fueran los diversos programas que hacen funcionar nuestro PC cerebral.

Estoy a punto de acabar mi primer curso como profesor, aunque debería decir mis primeros cuatro meses. Sigo dudando en mi interior, debatiéndome entre elegir esta profesión o bien buscarme cualquier otra cosa que me dé dinero y me deje tiempo libre. Creía tenerlo muy claro cuando acabé la carrera, y ahora no es así. He comprobado la dura realidad a la que se enfrentan los profesores de este país. No puedo más que sentirme asombrado de la labor que realizan y de los resultados que consiguen dado el material humano con el que trabajan. Me miro a mí mismo y no consigo dilucidar si yo estoy hecho de la misma pasta, si soportaré trabajar de profesor el resto de mi vida. Intento no hacer planes para mañana, no fijar mi vista en un futuro próximo pero aún lejano en el que ya no sufriré tanto por hacer de profesor, pero pensar que de aquí a dos o tres años ya habré superado el malestar que siento y podré incluso disfrutar de mi trabajo es lo único que me da esperanzas para aguantar y para convencerme que no fue un error decidirme a hacer Biología y elegir la docencia como profesión. Pienso en qué otras alternativas tengo ante mi y no veo más posibilidad que la de trabajar en un colegio. Quién sabe si encontraré algo o alguien que me abra una ventana nueva por la cual respirar otro aire y surcar un mar de nuevas posibilidades. Por ahora me limitaré a vivir cada momento, a no darle importancia al sufrimiento que aún siento y a intentar disfrutar de los dos meses de vacaciones no remuneradas que tendré a partir del próximo día treinta. Y esta vez sí, esta vez pienso acabar mi novela durante el mes de julio.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
La única profesión que da dinero y deja tiempo libre es la de profesor. En todas las otras, si tienes dinero no tienes tiempo y si tienes tiempo no tienes dinero. Y te lo digo yo que he pasado por la empresa privada (mucho dinero, poco/nulo tiempo libre)y la investigación en la universidad (mucho tiempo libre, poco dinero).
Normalmente existe una relación inversamente proporcional entre el dinero que uno gana y el tiempo libre del que dispone...es el precio que hay que pagar por tener dinero (y aunque jode... el dinero es necesario si uno acepta vivir en el sistema en el que estamos)

Albert
Anónimo ha dicho que…
siempre existen excepciones como ciertos escritores, cantantes, músicos... pero para poder vivir holgadamente de esto tienes que ser un crack, tener suerte, estar en el sitio justo en el momento indicado.. demasiados factores juntos para que salga bien.

Aunque claro, siempre hay alguien a quien le sale bien...

Albert
Alfredito ha dicho que…
¿Por qué no quedamos un día para tomar un café o una copa y hablamos? (Tengo todas las tardes libres)
Ya sabes dónde estoy.
Un abrazo

Entradas populares de este blog

¿Qué es un pixapins?

La finalidad bendita de enseñar música

La dulce espera