En estos momentos de cambio e incertidumbre me dirijo a los hijos de Europa para decirles que tengan fe en ellos mismos, en sus valores y en sus capacidades de recuperación de esta crisis, como en el pasado nos hemos recuperado de crisis peores. El nuestro es un continente que ha pasado por momentos peores, por genocidios, que ha sido preso de la barbarie de la Segunda Guerra Mundial y de la guerra de los Balcanes y a pesar de ello ha sobrevivido. No sé si son los mercados, los especuladores o el mismísimo Dios quien quiere hundirnos, pero no importa qué o quién sea. No seremos derrotados. La Unión Europea es el sueño más grande de la humanidad, el experimento de fraternidad y progreso más ilusionante que ha visto el género humano en sus últimos dos mil años de historia. Desde la extinción del Imperio Romano no había habido un territorio tan próspero y lleno de cultura en el planeta. Porque eso es lo que Europa somos: una cultura, una idea, una ilusión, una esperanza. No podemos se