A la caza del agente
Llevo varios días telefoneando a algunos de los nombres que aparecen en una lista de agentes literarios que he encontrado en internet. La mayoría están de vacaciones, y muchos otros ya no aceptan manuscritos, debido a la enorme cantidad de trabajo. He podido enviar muestras de mi trabajo a algunos agentes, y ahora sólo es cuestión de tiempo que me digan algo al respecto. Intento no hacerme excesivas ilusiones: publicar sería para mí un motivo de orgullo y de satisfacción, pero poco más. Ya he comenzado a escribir fragmentos de una segunda novela, pero casi no tengo tiempo para dedicarle. El motivo es que voy a comenzar a trabajar a jornada completa con mi padre, y eso hará que no pueda quedarme por las tardes en casa escribiendo. De todas maneras, no es algo que me haga sentirme mal, pues el trabajo de mi padre cada día me gusta más, si bien reconozco que no es todo lo estimulante que desearía. Ahora bien, creo que estoy llevando a la práctica buena parte de las enseñanzas del psicólog