Escribo de nuevo, nazco de nuevo
"Para nacer he nacido, para encerrar el paso de cuanto se aproxima, de cuanto a mi pecho golpea como un nuevo corazón tembloroso" Son los primeros versos de Neruda que leí. Estaban escritos en la primera página de un libro blanco y amarillento que teníamos en casa, acumulando polvo y permaneciendo cerrado en las estanterías del comedor mientras la televisión estaba encendida durante horas. Yo sólo tenía doce años, doce inocentes, indecisos e impulsivos años. Encontré aquel libro por casualidad, como la mayoría de las cosas importantes que me he encontrado en esta corta vida. Solía pasarme las tardes fisgoneando por casa, curioseando en las habitaciones de mis hermanos, revolviendo sus cajones por el mero placer de buscar, de husmear. Un cajón cerrado es un imán para un niño, y yo aún era y soy muy niño . Abría los cajones, sacaba todo lo que había en el interior y lo volvía a colocar de la misma manera en que estaba, para que ninguno de ellos notara que había descubierto l